lunes, 27 de mayo de 2013

Más “descuidos editoriales” del Dr. Jesús Rodolfo Santander Iracheta, profesor-investigador del Colegio de Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.


Segundo grupo de textos repetidos
Texto base:
“El presupuesto humanista del moderno desarrollo tecno-científico (Algunas implicaciones ontológicas)”, Escritos. Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje, nos. 19-20, junio-agosto de 1999, pp. 205-232. Disponible en http://www.buap.mx/portal_pprd/work/sites/escritos/resources/LocalContent/34/1/205-232.pdf

“Desarrollo moderno y nihilismo”, Elementos, no. 38, vol. 5, enero-marzo de 2000, pp. 9-19, disponible en http://www.elementos.buap.mx/num38/pdf/9.pdf, proviene  casi íntegramente del texto base sin mencionar que se obtuvo recortando partes de un texto ya publicado en otro lugar.
El lector descuidado puede creer que se trata de textos enteramente diferentes porque comienzan de manera diferente, aunque con el mismo tono solemne y apocalíptico.

A partir de la tercera línea del segundo párrafo del texto principal, “(…) el desarrollo tecnológico moderno del que los últimos siglos…”, el texto coincide con el de Escritos, sólo se cambia la manera de dividir los párrafos, muy probablemente debido a la labor editorial de Elementos.

Después del gigantesco párrafo de las páginas 9 y 10 en el artículo de Elementos, comienza otro en la página 10 del siguiente modo: “Mas la euforia hubo de agriarse…”. La división del párrafo no está como tal en el texto de Escritos, por lo que puede ser difícil de encontrar para el lector no avezado, pero está a partir de la primera línea de la página 208 del texto de Escritos.

El siguiente párrafo en el texto de Elementos, que comienza “¿Es exclusivamente en la tecno-ciencia, saber no neutro…” en la página 11, puede encontrarse a partir de la página 213 del texto de Escritos.
El párrafo que sigue al anterior, y que comienza “La primera dificultad…” en la página 12, se encuentra el página 214 del texto de Escritos.

Para no ahorrarles la diversión de encontrar las duplicaciones –pues lo que resta del artículo de Elementos también proviene del de Escritos, del cual sólo se recortaron algunas partes– sólo mencionaremos dos párrafos más. El penúltimo párrafo del texto de Elementos, que empieza “Dejar un saber que se busca…” en la página 18, es también el último párrafo del texto en Escritos, aunque se le recortan las líneas finales. Creemos que sobra decir que el último párrafo del texto de Elementos corresponde al último párrafo del artículo de Escritos.



lunes, 20 de mayo de 2013

El extraño caso de la Dra. Célida y Mr. Plagio (Primera parte) por Israel Canseco


Ciudad de Puebla, México. Domingo 19 de mayo de 2013

El extraño caso de la Dra. Célida y Mr. Plagio.

Primera parte

por

Israel Canseco



La segunda quincena de abril aparecieron repentinamente en mi correo electrónico -y, como después también me enteré, en los de otros ciudadanos- algunos mensajes y archivos adjuntos que nos invitaban a analizar la información de lo que, se consideraba, era prueba de plagio académico cometido al interior de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Benemérita Universidad Autónoma de  Puebla (BUAP). El caso implicaba a la Dra. Célida Godina Herrera, profesora e investigadora de la FFyL-BUAP.

Los mensajes electrónicos a los que he aludido, eran enviados por un grupo que se autodenominó Filosofía Sin Plagio que también posee perfil en Facebook y un blog donde se pusieron a disposición de todos los internautas lo que ellos consideraban pruebas de dicho plagio académico. La dirección de blog aún existe, el amable lector, puede consultarla en el siguiente enlace http://filsinplagio.blogspot.mx/

¿Quién es la Dra. Célida Godina Herrera?
¿Quién es la Dra. Célida de los Ángeles Godina Herrera? Según la página de internet del posgrado en filosofía de la BUAP la académica es “Doctora en Filosofía. Especialista en Bioética por la UNESCO. Secretaria Académica de la Maestría en Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Profesora-Investigadora de Tiempo Completo de la Maestría y del Colegio de Filosofía. Autora de libros y artículos en revistas nacionales e internacionales. Presidenta de la Fundación Atenea, por más formación e investigación filosófica y humanística A.C. Sus líneas de investigación: Bioética, filosofía de la existencia, antropología filosófica y filosofía de la técnica.”

Personalmente, recuerdo haber asistido únicamente a un par de materias con ella, creo que las asignaturas eran “Ética” y “Antropología Filosófica” y eso fue hace más de una década, cuando yo era estudiante de licenciatura y ella aún no era Doctora ni investigadora.

Recuerdo que la última vez que tuve la oportunidad de saludarla, hace ya casi un par de años atrás, la encontré en las oficinas del Colegio de Filosofía de la BUAP. Me preguntó por mi trabajo de posgrado y por una maestra que conocemos en común, Doña Guadalupe Grajales Porras. Nos despedimos amablemente y nunca más supe de ella hasta la segunda quincena de abril de este año, cuando llegaron los mencionados mensajes a mi correo electrónico, aquellos que la acusaban de plagio académico.

¿Qué es el plagio académico?
En su artículo de investigación El trabajo académico, plagio y derechos de autor, publicado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, el profesor Manuel Becerra Ramírez dice: “En general, la doctrina del derecho de autor se refiere al plagio tomando como punto de partida a alguien que se apropia de la obra de otro, la hace aparecer como propia, entonces se convierte en un impostor”.

Otra definición muy certera de lo que puede ser considerado como plagio en este ámbito es proporcionada por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) que en la fracción 86 de su Glosario de derechos de autor y derechos conexos lo define como “(...) el acto de ofrecer o presentar como propia, en su totalidad o en parte, la obra de otra persona, en una forma o contexto más o menos alterados. La persona que esto hace recibe el nombre del plagiario; es culpable de impostura y, en el caso de obras protegidas por derecho de autor, lo es también de infracción del derecho de autor”. 
Según las leyes mexicanas, el plagio académico no es considerado un delito; más bien, es considerado como una conducta que rompe con los estándares éticos que rigen a los investigadores que pertenecen a las instituciones educativas ya sean públicas o privadas. En el texto de Martínez Becerra ya previamente mencionado, el investigador indica: ”Podemos decir que el plagio no es un concepto estrictamente jurídico, tiene su connotación fuerte sentido ético y eso le da un valor especial pues, si bien no existe una mención expresa de plagio en la ley, sí existe un valor ético que prohíbe que alguien se atribuya como propio un trabajo o una expresión que no es suya, por supuesto, eso independientemente de que se recurra a la normatividad en materia de derechos de autor”.

En el caso que nos concierne, al interior de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, esta conducta, al romper con los estándares éticos, también rompe con las normas del Estatuto Orgánico de la BUAP que sostiene el carácter ético y social de la institución.

Si ya en sí misma la acción del plagio intelectual es lamentable para cualquier investigador, a mí me pareció que se tornaba moralmente más perjudicial cuando la implicada era, irónicamente, una maestra de ética. Y es que el plagio en los trabajos de los “humanistas” -aquellos que se dedican o dicen dedicarse profesionalmente a cultivar las humanidades en este país- últimamente ha estado de moda; recordemos, por ejemplo, el caso de Saltiel Alatriste, quien era, si no mal recuerdo, secretario de cultura de la UNAM (recientemente considerada una de las doscientas mejores universidades del mundo) y quien fue acusado de plagio académico, viéndose obligado a dejar sus funciones en dicha institución educativa. 

Cuando se presentaron por internet las pruebas que implicaban a la Doctora Célida Godina, corrían las semanas finales del cuatrimestre “Primavera 2103” de la BUAP, dicen que la investigadora no se volvió a aparecer por la facultad. Algunos aluden problemas de salud, otros, estrés y sobrecarga de trabajo, otros dicen que al estallar el escándalo se escondió, quizá confirmando con dicha conducta su culpabilidad.

La carta
Lo cierto es que, hasta el día de hoy, la Doctora Célida no ha planteado públicamente su opinión respecto a las acusaciones. Al ser ella autora de tantas investigaciones, todos los que supimos de su caso esperábamos alguna toma de postura, esperábamos que se defendiera públicamente, con esa vehemente pasión ética que, recuerdo, la caracterizaba en el aula cuando impartía sus clases.
No obstante, dicha defensa nunca llegó.

Pasados los días, el grupo Filosofía Sin Plagio publicó en su espacio de internet una carta a la que, se dijo, se suscribiría en lo general. Dicha carta, en síntesis, pide (ya que sigue vigente el suscribirse a ella) a las autoridades universitarias de la FFyL-BUAP que se investigue el caso de la Dra. Célida tomando en cuenta las evidencias que han sido proporcionadas y que están al alcance de todos; con ello, se arguye, se evita difamar a la implicada y/o que la institución se vea corrompida con el plagio al interior de sus publicaciones.

No hubo respuesta pública por parte de las autoridades universitarias.

Con el paso de los días, al interior del Colegio de Filosofía, se rumoró que el asunto no era otra cosa más que una difamación anónima y que quizá con ello viejas rencillas entre investigadores estaban nuevamente saldándose; incluso, algunos afirman, se prohibió terminantemente a los alumnos del Colegio de Filosofía de la FFyL-BUAP hablar del tema, rompiendo con ello -dicho sea de paso- con el derecho al libre intercambio y discusión de ideas que caracteriza a una democracia, derecho protegido por la constitución de este país y las leyes que rigen a las Universidades Autónomas como Organismos Públicos Descentralizados. 

Los integrantes de Filosofía Sin Plagio y otros simpatizantes con su causa siguieron sosteniendo que la Doctora realmente había cometido el plagio académico y que existía una evidencia que los integrantes de la academia del Colegio de Filosofía se negaban a investigar.
Ante tal situación, la defensa llegó.

¿Qué postura tomó la Academia?
El 29 de abril de 2013 aparece una carta firmada por 19 miembros de la academia del Colegio de Filosofía de la BUAP y que representa, hasta el momento, la única toma de postura oficial respecto al asunto que aquí nos concierne.

En dicho comunicado se dice que los integrantes de la academia del Colegio de Filosofía de la FFyL-BUAP consideran al plagio como una acción “inmoral” que “corroe de raíz el noble trabajo de la investigación académica”.  Posteriormente, condenan a quienes buscan “desprestigiar y estigmatizar anónimamente“ a “una” de sus investigadoras. Y pongo la palabra “una” entre comillas porque dicho comunicado nunca menciona el nombre de la Dra. Célida Godina Herrera, tampoco menciona de qué se le acusa o por qué se habla de “difamación”. Más bien, su contenido un tanto oscuro enfatiza el “ensañamiento mediático” contra un miembro del Colegio y acusa a quien no tiene honestidad “(...) ni valentía de dar la cara al momento de presentar acusaciones”. La parte quizá más positiva y conciliadora de dicho comunicado es una escueta idea que aparece al final y que reconoce en ellos una “vocación al diálogo”.

Pero ¿diálogo con quién? Parece que no lo saben, y ello se debe a que muchos de los firmantes de dicho comunicado  (entre los que, se dice extraoficialmente, se pueden contar a su hijo, su nuera, su compañero sentimental y a su primo junto con otros compadres y arribistas cercanos) se han hecho de enemigos políticos y académicos a lo largo del camino, adversarios que los han acusado de acomodaticios, corruptos, incompetentes y/o sectarios.

A pesar de lo anterior, en el comunicado de la FFyL-BUAP del 29 de abril, nunca se menciona si se hará o no revisión de las pruebas presentadas. Quizá ese fue el principal punto débil de su respuesta, el mismo que, hasta ahora, no han vuelto a tocar.

Todo aquel que lea dicho escrito podrá encontrar en él una postura más reactiva que correctiva; el redactor y los firmantes no supieron generar la toma de postura políticamente ponderada que todos esperábamos.

Para concluir esta primera entrega
El hecho de que las pruebas del presunto plagio se presentaran de forma anónima, no les quita su validez como elementos de una posible investigación. Y es que, como en su momento lo expresé públicamente a través de mi cuenta de Facebook, el ciudadano medianamente informado sabrá que en el reciente caso de SEDESOL las pruebas presentadas contra funcionarios públicos se hicieron de forma anónima y ello no impidió que se investigara y castigara a los implicados.

Alguien medianamente inteligente se puede percatar que el caso aquí presentado y que implica a la Dra. Célida Godina Herrera, no responde al hecho de que alguien “dé la cara” (esto no es box ni pelea callejera de barrio), sino de que se investiguen la pruebas que, hasta hoy, siguen disponibles para todo aquel que tenga la diligencia, curiosidad o quizá el suficiente deber cívico o ética profesional para estudiarlas.

Por otro lado, con este caso, la FFyL y en general la BUAP tiene una excelente oportunidad para que la institución pruebe su espíritu legal y su capacidad de rendición de cuentas ante los ciudadanos que, finalmente, somos quienes la sostenemos con nuestros impuestos.
Más allá de las euforias de cantina, este caso se debe debatir abiertamente, ponderadamente, inteligentemente, con argumentos y sin sectarismos, escuchando a todos los interlocutores. A fin de cuentas, de eso se trata la vida universitaria. ¿No?

Como ya varias veces lo he indicado, como ciudadano de esta República, uso mi derecho para libremente presentar y expresar mi perspectiva del asunto.

Para evitar suspicacias: yo doy la cara.
Ya he visto que a eso le dan mucha importancia.
No pertenezco al grupo Filosofía Sin Plagio pero me parece que sus demandas, en lo general, son legítimas. En efecto, no estoy a favor de que se difame a una investigadora de la BUAP, pero tampoco estoy a favor de solapar un caso de plagio académico, si es que existe. ¿La mejor forma de saberlo? Que se analicen las pruebas, eso tiene sentido práctico y bastante inteligente.

Pero el caso ahí no terminó.
¿Y luego, qué pasó?

No se pierdan la siguiente entrega de El Extraño caso de la Dra. Célida y Mr. Plagio.

Continuará . . .

Si alguien está a favor o en contra de mis opiniones, pongo a disposición de todos los amables lectores mi correo electrónico para que puedan opinar del asunto filcanseco@gmail.com
GRACIAS :-)
MCL Israel Canseco

"Descuidos editoriales" del Dr. Jesús Rodolfo Santander Iracheta (BUAP/México)


Tanto alumnos como profesores nos escribieron, en un intento por disminuir la gravedad de las acciones de la Dra. Godina, que “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. El que varios profesores de la Facultad no se hayan considerado aptos para lanzar la primera piedra sólo confirma lo que ya sabíamos. Que los alumnos tampoco se consideren capaces también es preocupante.
Cierren filas, profesores; defiendan lo indefendible, persigan a las personas equivocadas, sigan comportándose como la secta que dicen no ser. No se comportan de manera muy distinta a las curias que transfieren a los pederastas sólo para evitar escándalos. No les gusta calcular pero quizá sea tiempo de que lo hagan: ¿en verdad piensan tramitar jubilaciones exprés para todos los miembros de su planta docente que no estén “libres de pecado”? Les convendría más hacer  lo que hemos pedido desde que dimos a conocer los plagios de la Dra. Godina: dar una explicación de los hechos, reconocer que han fomentado y solapado investigaciones defectuosas y empezar a hacer las cosas de mejor manera.
A diferencia de la Dra. Godina, el Dr. Santander hace pasar por textos diferentes que son en realidad el mismo. Si parece que el concepto de plagio les resulta muy problemático, seguramente no reconocerán el de autoplagio. No es una exageración nuestra y, por ejemplo, la BUAP lo menciona: http://www.bdigital.buap.mx/citacion/?action=about
A muchos les cuesta trabajo creer que sus admirados profesores incurren en cualquier modalidad del plagio, así que llamemos a esto simplemente “repetición de textos”. He aquí una breve explicación de la gravedad de hacer pasar un mismo artículo como diferentes textos:
- La diferencia entre tener un artículo publicado y tener tres puede ser la diferencia entre ser promovido en o ingresar al SNI, la VIEP, el PROMEP u otras instancias, y, así, recibir más dinero para más investigación. Si alguien publicó dos textos realmente diferentes, puede no recibir el apoyo porque se iría en su lugar al de la persona que reporta tres artículos que en realidad son uno.
- Si bien la redacción puede ser suya, se le está reconociendo más trabajo del que en realidad hizo; aunque no ha robado el trabajo de otros, ha reportado más trabajo del que ha hecho y es otra manera de defraudar.
- Tres artículos ensanchan el curriculum de un investigador más que un solo artículo. Eso puede lucir impresionante ante alumnos y colegas y viste a la institución y el programa que lo albergan; tres artículos pueden darle más estatus y respeto que sólo uno y puede aumentar su influencia en ciertas decisiones, como la de convertir un Colegio de Filosofía en su escuela particular.
- Si no hay intención de defraudar, ¿por qué no poner el mismo nombre a los tres artículos o, como hacen investigadores respetables, decir claramente que los otros textos son versiones recortadas de trabajos previos, dando crédito al lugar de primera aparición?
Si nada de esto les parece una injusticia, no tenemos suficiente terreno común para debatir. Si su excusa va a ser que esto sucede a menudo y que persigamos a todos los que lo hacen, ni se molesten en esgrimirla. Los estudiantes que traten de defender esto, antes piensen a cuántos de sus profesores les gustaría que presentaran el mismo texto para tres materias distintas, quizá seriadas.
Esperamos una mejor respuesta que sus ataques a la mano que se “esconde” tras lanzar la piedra y una jubilación a la carrera como la de la Dra. Godina.  Las piedras no dejarán de caer sólo porque no quieran sentirlas. Dirán que esto es "intimidatorio", pero ya es hora de que la Facultad de Filosofía y Letras reconozca sus deficiencias académicas y editoriales y los problemas que causan no cuestionar a ciertos grupos y cederles todo el poder para que hagan lo que quieran con un Colegio.
Pronto enviaremos otro grupo de textos repetidos del Dr. Santander. Lean a sus profesores, léanse entre ustedes, cuestiónense y cuestiónenlos. No finjan que no pasa nada en la Facultad. Tengamos la educación que merecemos.
“Descuidos editoriales” del Dr. Jesús Rodolfo Santander Iracheta, profesor-investigador del Colegio de Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en textos publicados en Elementos y Cuadernos de Ciencias del Lenguaje.


Primer grupo de textos repetidos



Texto base:
“La meditación del tiempo en filosofía”, Morphé 11-12, julio de 1994-junio de 1995, Revista del Área de Ciencias del Lenguaje, ICSyH, Puebla, pp. 9-130. Disponible en http://www.filosofia.buap.mx/Rodolfo_Santander/Lameditaciondeltiempoenfilosofia.pdf

Primera repetición:
Las primeras diez páginas (de la 9 hasta el primer párrafo de la 19) de “La meditación del tiempo en filosofía” aparecen repetidas casi íntegramente, sólo con ligeras omisiones y otras modificaciones menores, como las primeras siete páginas de El tiempo interrogado por los filósofos, Cuadernos de Trabajo 36, Centro de Ciencias del Lenguaje, BUAP, 1999. Disponible en
http://www.filosofia.buap.mx/Rodolfo_Santander/Eltiempointerrogadoporlosfilosofos.pdf

El texto de las páginas 8 y 9 de El tiempo interrogado por los filósofos vienen, de nuevo casi íntegramente, sólo con ligeras omisiones y otras modificaciones menores, del texto que va del párrafo que empieza “Kant nos dirá...” y que termina “...está supuesto por todos los fenómenos.” en la página 22 hasta el párrafo que termina “¿Qué es, pues, primero: el tiempo o la eternidad?” en la página 23 de “La meditación del tiempo en filosofía”.

A partir de la página 9 y hasta la página 14 de El tiempo interrogado por los filósofos, el texto está recortado y reacomodado de las páginas 23 a la 31 de “La meditación del tiempo en filosofía”.

En la nota 5 de El tiempo interrogado por los filósofos, el Dr. Santander dice: “Para una exposición más detallada de los temas que desarrollo en este trabajo de carácter introductorio, ver mi monografía: J. R. Santander La meditación del tiempo en filosofía   (tiempo y metafísica), en Morphé 11-12, revista del Área de Ciencias del Lenguaje, ICSyH, Puebla 1996, pp 9-130; para la cuestión del tiempo en Leibniz: pp. 29-45."

La nota no es suficiente. “Para una exposición más detallada de los temas que desarrollo en este trabajo, ver mi...” no significa lo mismo que “por lo menos el 49% de este trabajo ya ha sido publicado antes, ver mi...”, que es lo que debió haber dicho. Hay catorce páginas de texto provenientes casi íntegramente de un trabajo previo; son catorce páginas de veintinueve: el traslape invita a pensar si está justificado un trabajo “nuevo” con otro título que cuente como una publicación diferente.

Segunda repetición
El artículo “El tiempo irreversible”, Elementos, no. 33, vol. 5, enero-marzo de 1999, pp. 17- 28, disponible en http://www.elementos.buap.mx/num33/pdf/17.pdf, es una repetición, con cambios mínimos y sin aviso alguno, de la sección 3.1 de “La meditación del tiempo en filosofía”, titulada “El tiempo irreversible” (el texto repetido abarca hasta poco antes de que finalice esa sección, con el párrafo que termina con “...la concepción bergsoniana del tiempo.” de la página 70).